domingo, 20 de junio de 2010

¿Una final americana?

Johannesburgo, Sudáfrica

El primer Mundial en África no ha sido venturoso para las selecciones de este lado de planeta. Ni por resultados ni por juego. Solo Ghana comenzó con una victoria y Costa de Marfil, en su debut contra Portugal, dejó claro que es la que más solidez y recursos tiene. Pero aquella premonición, anunciada hace un par de décadas, del futuro dominio del continente negro, tendrá que esperar otros cuatro años.

Tampoco Europa ha respondido a su linaje. Alemania comenzó con ritmo arrollador y un fútbol que quiere redefinirse desde una posición más cercana a la pelota. Pero apareció Serbia y las dudas sobre la madurez de esta generación pesan en los pronósticos. España tropezó, Francia está devastada y de Italia se espera siempre la trascendencia, aun cuando está en medio de una transición generacional, sin nombres que tengan empaque para la alta exigencia. Holanda debutó ganando sin fuegos de artificio e Inglaterra, asomada como candidata por lo que un técnico como Fabio Capello impone, aburre hasta las piedras y tiene extraviada la identidad.

América marca la pauta. Salvo Honduras, todos los seleccionados del Nuevo Continente sumaron puntos en sus primeras presentaciones. Argentina tiene un pie en los octavos y su postulación como posible monarca se carga de argumentos tangibles. Maradona motiva, el colectivo funciona y de la mitad de la cancha hacia adelante acapara los recursos naturales del planeta.

Brasil juega el Mundial como quien arma un mecano siguiendo línea a línea cada una de las páginas del manual. Dirigida por Dunga, hasta la samba debe ser académica. El Scratch sabe medir estos torneos y hace muchos años que se olvidó del lirismo. Sus ejecutantes siguen siendo los más excelsos, pero desde Sebastiao Lazaroni hasta Luiz Felipe Scolari, se habituaron a disfrutar de la fiesta sin dejar de mirar el reloj.

Lo de Chile fue explosivo, dinámico y fresco. Y México es una máquina aceitada, que cuenta con la generación más balanceada de talento que se le recuerde.

¿Veremos en Suráfrica 2010 la primera definición entre selecciones americanas desde 1950? 60 años después, y aunque sea prematuro, hay razones para soñarlo.