lunes, 28 de enero de 2013

Flexible y multiforme

Los dos conejos se asarán a la vez pero en hornos distintos. No habrá peligro de que alguno se queme. Lo que sí es una certeza es que no tendrán el mismo gusto. Uno se asará al calor de las piedras, con sal y pimienta. Al otro lo macerarán con los aliños conocidos: el aroma debe invitar a un festín. Será el menú que ofrecerá Venezuela en sus dos próximas citas de la eliminatoria: una receta para presentar en Buenos Aires y otra para honrar la visita de Colombia a Puerto Ordaz. 

El anuncio hecho por César Farías la semana pasada abre el horizonte de la interpretación. En realidad, se trata de la corroboración de aquello que trasciende al discurso. El seleccionador copa sus días con el análisis de los detalles, la planificación de cada elemento en juego. Tiene los dos partidos de marzo en su cabeza desde finales del año pasado. Hay nombres elegidos ya para tomarle el número a Lionel Messi en el Monumental de River Plate que no estarán en Cachamay. Y camisetas puestas también para la Semana Santa en Guayana. 

La división de grupos, la convocatoria amplia de casi 50 elementos, implica una línea maestra de acción: Marcos Mathías preparará a los intérpretes fundamentales para la expedición a Argentina y Farías dibujará la estrategia para asegurar los tres puntos ante el poderoso equipo de José Pekerman. Un llamado no hace excluyente al otro. Varios de los que se reunirán en Europa reforzarán a los que trabajarán en Caracas. Y de esa citación local alguno se alistará en el ejército para cerrar esta doble fecha, vital en la búsqueda del hito más importante en la historia del fútbol criollo. 

Son la cara y el envés de esta selección multiforme y flexible que alcanzó su punto máximo de transmutación en Paraguay. El modelo de juego no es único e inalterable. Sobran músicos para cada partitura y algunos son capaces de ejecutar más de un instrumento. Hay quien elige el camino de la consolidación de un estilo para lograr el objetivo, sea cual sea el escenario. Otros optan por pasar varias veces la criba hasta conseguir el oro de la competitividad máxima. 

Es muy probable que, independientemente del encuentro programado para la fecha FIFA, esto se haya diseñado bajo este patrón. El aprendizaje del premundial es constante y las lecturas que se van haciendo cambian mientras se avanza. ¿De qué manera se habría encarado el amistoso de haberse concretado? ¿Pensando en Argentina o en Colombia? Allí puede que esté la razón nuclear de lo anunciado. 

No debe sorprender que entre los 23 futbolistas que se reunirán en la capital del país haya nueve que pertenecen al Táchira. En San Cristóbal se estableció un campamento base con la migración de varios de los miembros del Anzoátegui campeón y la concreción del fichaje de Grenddy Perozo. Cuando ese proyecto se consolide, habrá tomado forma el siguiente punto de encuentro de la expedición hacia Brasil 2014: la tanda contra Bolivia y Uruguay en junio. 

La amplitud de los llamados a filas tiene varios argumentos de sustentación. La transferencia de conocimientos a un número mayor de implicados los va integrando a un ciclo que, por sus características, los puede necesitar en cualquier momento. Y luego porque cada movimiento a ensayar, en defensa y ataque, requiere de un espejo, sparrings que se comporten como el rival de turno. 

En febrero se esbozarán los planos y en los días previos se definirán los nombres de los arquitectos. Quizá se añada Jonathan Copete en la placa que anuncia la obra. Ojalá sea para aplaudir al nuevo edificio erigido. 

Columna publicada en el diario El Nacional (28/01/2013)

lunes, 21 de enero de 2013

Manual para exitosos

La palabra fracaso apareció como flecha envenenada para tumbar al objetivo. El tiro libre de Juan Pablo Añor en la agonía del partido contra Uruguay pudo derivar el término en gesta. En un chasquido. La imprevisibilidad como medida. El azar como disparador del ego que tiene al éxito como divisa. Sobran los matices. Es blanco o es negro. El arco se tiempla y es cuestión de segundos: la pelota entra o apenas se va afuera. La presa vive o cae herida de muerte. 

La Vinotinto Sub 20 quedó fuera del hexagonal final en el Sudamericano de Argentina después de una actuación con matices: correcta en el arranque, pobre contra Perú, estéril ante Brasil y suelta frente a la Celeste. La preparación y la experiencia competitiva del grupo en primera división le dieron alas al sueño de clasificar al Mundial de Turquía. Se le colocó una losa pesada a una grey que está en proceso de formación y el funcionamiento no alcanzó cotas altas. 

Pero, ¿fracaso? No hay manera inmediata de determinar el valor de una generación. La de 2009, pionera en las Copas del Mundo juveniles, solo dejó a José Salomón Rondón como jugador de élite. La evolución posterior, el reto de poder sobrevivir y figurar en la alta competencia llega después. De allí que resulten ventajistas las comparaciones. Tanto como colocar a Añor en el centro del debate por su no titularidad en las tres primeras presentaciones. 

Responsabilidades sí. Para el cuerpo técnico y para los futbolistas. En un caso por no conseguir, con tiempo y respaldo, que el equipo mostrara una estructura sólida. No la tuvo para atacar y tampoco para defender, si bien lo que más aparezca resaltado sea lo primero por el calado de los hombres de esa zona. La tarea del entrenador pasaba por potenciar a sus piezas más determinantes y faltó organización para eso. En cuanto a lo segundo, hubo jerarquías asumidas que no aparecieron en la cancha. Galones impuestos sin batallas ganadas. 

El choque de la despedida contra Uruguay tiene mucho de coartada. Fue la mejor presentación de la selección en el torneo, pero con muchos condicionantes. El trámite fue abierto por las necesidades de ambos, con espacios amplios que fueron muy bien aprovechados. Añor completó una jornada inolvidable por su asistencia, su gol y por la huella que dejó en quienes pudieron verlo: se trata de la mejor noticia que dejó este certamen para Venezuela. Fue la flor que nace en la roca. 

Más que sus condiciones técnicas y el conocimiento que tiene del juego, al menor de la familia Añor le sobró temperamento. No necesitó de charreteras para comandar a la tropa. Y desde ese carácter empujó a sus compañeros a pelear el partido con ambición y un mapa de ruta que lleva adosado en el apellido. Fuera de Josef Martínez, involucrado ya con los mayores, fue el pequeño volante del Málaga B quien más se proyectó como futura realidad. 

Estos ciclos de vida corta dejan eso por encima de los objetivos deportivos. De allí que, a partir de una mirada más humilde, convenga valorarlo en su justa medida. 

Los alpinistas dedican meses de acondicionamiento para escalar las cumbres. Preparan el cuerpo y la mente para el desafío de retar a la naturaleza. Delante de la inmensidad de la montaña, inician la subida con el respeto que el reto representa. Una mala decisión o una tormenta inesperada a pocos metros de la cima pueden deshacer el plan y encontrar la muerte. Los que llegan a lo más alto celebran la conquista; los que no, celebran la vida. No existe el fracaso. 

Columna publicada en el diario El Nacional (21/01/2013)

lunes, 14 de enero de 2013

Tinto en barricas

La idea de juego de la Vinotinto Sub 20 que se impuso en el debut contra Ecuador quedó manifiesta el sábado en el estadio Bicentenario de San Juan: a partir de una estructura defensiva confiable que enaltece el orden para ocupar racionalmente los sectores en las transiciones rivales, el equipo busca el control en su territorio para desde allí lanzar a sus hombres del frente, el oro en paño que guarda esta versión conducida por Marcos Mathias. 

El primer examen lo aprobó con suficiencia. Marcó las pautas del choque en el arranque con una buena presión en cancha enemiga y procuró no ofrecer objetivos claros a los defensores. Tuvo problemas de conducción (hubo una marcada inefectividad en los pases, atribuibles a la ansiedad del debut) pero aún así mostró sus cartas: mayor profundidad por el costado izquierdo con Darwin Machís y el apoyo constante del lateral zurdo Víctor Sifontes. Juego de espaldas y caída a las bandas de Manuel Arteaga para mover a los zagueros y asociarse. Libertad para Josef Martínez, capitán y emblema de esta generación, socio de todos, vaso comunicante y percutor insaciable en el último cuarto de terreno. 

Foto cortesía de Getty Images

Fueron muy buenos augurios hasta el gol de Martínez, gestado segundos después de la primera de varias intervenciones decisivas del arquero criollo José Contreras. A partir de allí surgieron otros elementos a valorar: en lo positivo, el espíritu gregario y la madurez competitiva para aguantar la dinámica ecuatoriana y mantener el resultado; en cuanto a los aspectos a atender, quedaron factores vinculados al funcionamiento en fase ofensiva, con lecturas individuales y colectivas de cuya asimilación dependerá en buena medida el éxito de este grupo. 

La primera consideración al respecto nace en la forma cómo la selección concibe el nacimiento de la jugada. La búsqueda de los envíos en largo de los centrales para aprovechar la velocidad en los extremos puede ser un buen recurso, pero no si se abusa de él. Y desde esa perspectiva, cuando se apuesta a la segunda jugada todo el conjunto debe disponerse para ello ocupando en bloque las zonas del rebote. Contra Ecuador se intentó mucho esta vía y bastante menos otras alternativas como el primer pase de Robert Garcés o la salida por los laterales. Sin puntos de conexión, la consecuencia fue un equipo más dividido de lo deseable, con poca posesión y muy metido en su propia área. 

Venezuela apostó por una dupla en el mediocentro (Garcés y José Peraza) a la que todavía le falta rodaje para complementarse. Muy cerca de los hombres del fondo, tuvo poca incidencia en la elaboración, factor clave en esa parcela. Peraza fue quien más se descolgó, pero no siempre tomó las mejores decisiones. Esta condición obligó a Josef Martínez a buscar el balón más lejos de lo recomendable, alejándolo de su radio de influencia y ocasionándole un mayor desgaste físico. 

El ingreso de Robert Hernández en el segundo tiempo mejoró el funcionamiento general y envió un mensaje claro a los entrenadores: para el modelo que ideó Mathias, el futbolista del Anzoátegui es una pieza imprescindible porque conoce la función mejor que ninguno. Está habituado al ida y vuelta constante y, dada su comprensión del juego, puede ser un mejor complemento para Arteaga y el resto de delanteros. 

En San Juan, tierra de exquisitos vinos tintos argentinos, Venezuela, con lo mejor de su cepa juvenil en las barricas, buscará esta tarde contra Perú que su denominación de origen se exponga en el hexagonal final. 

* Columna publicada en el diario El Nacional (14/02/2013)