miércoles, 23 de junio de 2010

El método y el discurso

Johannesbburgo, Sudáfrica

España se debate entre aquello que le conviene y aquello que le convence. La diatriba clásica entre el método y el discurso. El fin por encima de los medios y la coherencia. Apurada por la necesidad, cambió piezas y alteró el dibujo para medirse a Honduras. Le resultó, fue más profunda y contundente, pero extravió parte de sus señas de identidad. 

Y no es que haya sido un pecado la variación. Vicente Del Bosque cuenta con un plantel amplio y alternativas para reacomodarse en función de lo que cada partido pida. El asunto se convierte en motivo de debate cuando aparecen, como en su choque de anteayer, dos elementos contradictorios con su ideario: dividir la posesión de la pelota a favor de un juego más directo; y, sin el norte de la tenencia como filosofía, someter a sus defensores a duelos mano a mano contra sus rivales, muchas veces en inferioridad numérica.

En contra de la opinión general, sostengo que España jugó mejor contra Suiza que frente a Honduras. El resultado obnubila el análisis y mediatiza la lectura final. Solo hay que recordar de qué manera la Roja ibérica ganó la Eurocopa de 2008. Aquel equipo, mucho menos retórico que la versión actual, daba el golpe y a partir de allí se resguardaba manejando el balón. Éste hace apología del toque y se empalaga con su propia melaza. 

El desafío para España es reencontrar lo que mejor sabe hacer y hallar el equilibrio. La elección de los ejecutantes idóneos es el primer paso. Un oponente como Chile (su adversario del viernes) puede dejarlo en evidencia. En este momento, resulta imprescindible que método y discurso coincidan en la búsqueda del objetivo.