lunes, 30 de agosto de 2010

Ejércitos de papel

La Vinotinto enfrentará la próxima doble fecha FIFA sin la presencia del defensor Fernando Amorebieta en el grupo de citados. La negativa del jugador a atender el llamado del seleccionador nacional fue el cierre de un episodio surrealista y el inicio, también, de una discusión estéril respecto a valores como la patria y el compromiso, manipulados a conveniencia de las partes.

La historia es conocida: Amorebieta declaró a quien quisiera escucharlo que deseaba vestir la camiseta de Venezuela. Las gestiones de la Federación Venezolana de Fútbol se abrieron y César Farías lo citó. El miércoles 18 de agosto llegó un fax a la sede del Athletic de Bilbao con la notificación y, a partir de aquí, el futbolista cerró cualquier contacto con el mundo exterior. Hace semanas que no declara para la prensa que sigue la campaña de su club y su teléfono, antes solícito, dejó de estar activo para las llamadas que llegaban desde el otro lado del Atlántico. 

Las presiones de su entorno y del entrenador bilbaíno, Joaquín Caparrós, provocaron que Amorebieta diese un paso atrás en sus intenciones primarias. El hermetismo del zaguero, quien sólo se ha expresado a través de comunicados de prensa emitidos por el conjunto de San Mamés, impide hacer una lectura certera de sus motivos. ¿Por qué su entusiasmo inicial? ¿Qué lo impulsó a no dar la cara después? Personas cercanas a su entorno le otorgan un papel de peso a su agente, Ginés Carvajal, quien lo impulsó a que adquiriese el estatus de internacional y así conseguir mejores condiciones para una eventual transferencia a Inglaterra. Cuando llegó la citación, sin embargo, fue emplazado por el presidente del Athletic a rechazarla y le ofreció encargarse personalmente del asunto, a lo que terminó accediendo. Los intereses económicos, del club y del futbolista, adquirieron un peso superlativo en el desenlace de esta trama que aun no parece cerrarse del todo.

En lo que refiere al juego, la incorporación de Amorebieta habría resultado positiva, por estatus y nivel. Un central espigado, zurdo, con notable peso aéreo en las áreas, añadía características para enriquecer el proyecto de Farías. Pero su alejamiento –sea o no definitivo– no debe desvirtuar el debate, dirigiéndolo hacia el terreno del chovinismo. Las escuadras nacionales compiten por objetivos deportivos, no son ejércitos que van al frente de batalla para defender a la patria. El compromiso debe medirse por el desempeño en la cancha, no por factores intangibles. Sin desestimar el vínculo emocional, llegar a la selección es visto también por los jugadores como una meta profesional y la oportunidad de contar con una vitrina que les permita conseguir mayor trascendencia. Cada uno en su contexto y con sus intereses particulares, va detrás de sus propias aspiraciones. Quien atiende al llamado del seleccionado busca la gloria, pero no lo hace de gratis. No es un héroe quien aporta, ni un traidor aquel que decide apartarse.

Amorebieta no tuvo un comportamiento ético al proclamar su deseo de vestirse de vinotinto y más tarde protagonizar un acto de escapismo. Ése fue su gran yerro, no el ejercer la libertad de decidir qué hacer con su carrera. Puede que el episodio fortalezca el mensaje de Farías respecto a lo que exige de sus dirigidos, pero el desenlace del sainete no le garantizará resultados.

Colombia –el viernes en Puerto La Cruz– y Ecuador –el 7 de este mes en Barquisimeto– ofrecerán una mejor medida del rendimiento de la Vinotinto. Mantener una línea ascendente convertirá en anécdota todo lo demás.

lunes, 23 de agosto de 2010

Banco de esperanzas

Una nueva generación de entrenadores se abre paso en el fútbol venezolano. Se trata de una grey que vivió sus días de esplendor en pleno nacimiento del boom vinotinto y que, en buena medida, contribuyó a gestarlo. Algunos tienen para contar gestas recientes; otros aún conservan el olor a linimento y vestuario en sus recién estrenados ropajes.

Ceferino Bencomo y Rafael Dudamel formaron parte del grupo que el fallecido Víctor Pignanelli llevó a Chile para disputar la Copa América de 1991. Los dos eran suplentes pero ya despuntaban en el torneo local. Ambos se enfrentaron por primera vez el sábado, como timoneles de sus cuadros, en el estadio Olímpico de la UCV. 

Bencomo fue una grata aparición en el lateral derecho del Deportivo Italia a finales de la década de los 80 y llegó al Caracas, de la mano de Manuel Plasencia, para firmar una lustrosa trayectoria en la que abundaron los títulos. Dudamel fue un prodigio de precocidad y virtudes, que se adueñó del arco de la Universidad de Los Andes cuando apenas abandonaba la adolescencia.

Ceferino estuvo en la selección que, también con Pignanelli como entrenador, dejó al Brasil de Cafú y Roberto Carlos fuera de los Juegos Olímpicos de Barcelona ‘92. Era un defensor callado pero de mucho temperamento, con una capacidad física notable para aportar ida y vuelta desde su demarcación. En su largo ciclo como jugador del Rojo aprendió de gente como el propio Plasencia, Vladimir Popovic o Noel Sanvicente, a los que ayudó a sumar coronas. No alcanzó a vivir los grandes momentos de gloria del equipo nacional, pero se mantuvo como una referencia para las nuevas camadas que fueron llegando al Caracas. A su retiro inició el camino de la autoformación en las divisiones menores encarnadas y tomó la posta de Sanvicente para consagrarse campeón. Fue la décima vuelta olímpica del conjunto que más estrellas acumula en el país.

Dudamel inició pronto su carrera internacional. Sus condiciones y capacidad de trabajo, amén de una personalidad que le permitió ganarse un lugar por encima de los prejuicios, lo convirtieron en el primer futbolista venezolano que triunfó en el exterior. En una época en la que el mercado ofrecía menos posibilidades para los jugadores locales, el yaracuyano se impuso y vistió las camisetas de varios grandes en Colombia. Con el Deportivo Cali participó de una final de Copa Libertadores y fue un precursor en la liga de Suráfrica.

Miembro de la recordada “generación de Mar del Plata”, a Dudamel se lo asocia con el inicio del período más exitoso en la historia de la selección. En sus registros figuran varios nombres ilustres de preparadores que lo tuvieron en su plantel y le transmitieron enseñanzas: Richard Páez, Álvaro Gómez, Ratomir Dujkovic, Cheché Hernández, Luis Augusto García, Ángel Cappa. De todos tomará conceptos y armará su propia puesta en escena en este camino que ahora labra con Estudiantes de Mérida.

José de Jesús Vera, con Ruberth Morán en su equipo de trabajo, dirige a Zamora. Leonardo González asiste a Pedro Vera en la dirección de Trujillanos. Y Eduardo Saragó, sin haber cumplido los 30 años de edad, ya sabe lo que es la trascendencia.

Todos han podido incorporar elementos en su formación que construyen un nuevo perfil del DT criollo, mucho más informado, con acceso a métodos modernos de entrenamiento y preparación física, y una disposición para el manejo de los grupos en el que la información es tan importante como el liderazgo.

Bencomo, Dudamel, Saragó, Chuy, Ruberth, Leo González. No se trata de una mirada nostálgica sino de un anuncio venturoso.

lunes, 16 de agosto de 2010

Presión y presiones

El juego de la selección pasó a convertirse en un asunto de discusión nacional a partir del lugar que se ganó en la opinión pública. Los resultados -y el camino que se elige para buscarlos- mueven la discusión. Es parte de la realidad presente, irreversible, en lo positivo y en lo negativo. El interés aumenta la notoriedad, el tamaño de las audiencias y la dimensión de las exigencias; también exacerba y exagera las valoraciones. Hay mucho de pasión y empirismo en el análisis, amén de una tendencia apresurada a encender la hoguera tras cada tropiezo.

La Vinotinto no jugó bien ante Panamá, pero todavía no hay puntos en disputa. A este proyecto de César Farías le falta funcionamiento, es cierto. Cuando se defiende y cuando ataca. El propio entrenador reconoció las lagunas tras el partido del pasado miércoles. Y existe un consenso respecto a las dificultades que plantea el nuevo sistema, unido a un hecho contundente: después de mucho probar y ampliar el espectro de seleccionables, resulta imperativo establecer una base que adquiera los automatismos y pueda competir cuando haya que pelear por objetivos.

La elección del dibujo no representa, por sí mismo, el principal escollo. El nivel actual de nuestros jugadores permite pensar en apuestas más ambiciosas. No existe una minusvalía en el grupo que impida asumir una estructura táctica como el 4-3-3, novedosa para la selección pero de ningún modo inalcanzable. Ni física ni futbolísticamente. No se entendería, si no, que algunos de los principales referentes locales actúen en ligas de Europa. La consolidación en torneos de una estatura mayor trae aparejada también una mayor capacidad para el esfuerzo y la asunción de otros métodos de trabajo. Es natural entonces que se les exija, en la misma proporción, otro tipo de respuestas.

Otro asunto es, sin embargo, a quiénes se elije para la puesta en escena y de qué manera se les utilice. Antes de descartar el sistema habría que reflexionar sobre cómo ejecutan algunos elementos una función determinada. Y si eso es lo que más conviene para explotar el talento que se tiene a la mano. ¿Tiene sentido insistir con delanteros de área, inhábiles para desequilibrar en el uno contra uno o para asociarse en el medio, jugando por los costados? ¿Se obtiene un mayor rendimiento de Tomás Rincón ejerciendo de ocho? ¿La buena prestación de Juan Arango no da para pensar que su estado actual sería más aprovechable si no tiene el arco a tanta distancia?

Los problemas de coordinación y funcionamiento son solucionables, entendiendo que defender y atacar son responsabilidades colectivas. El equipo se despliega en la presión y el compromiso no es un elemento en contra. Todos corrieron, el asunto es que no lo hicieron bien siempre. Dónde y cómo se presiona al rival son un punto por pulir; de igual modo la manera en que se ocupan los espacios para cortar las opciones de pase del contrario, y el modo en que se estrecha o agranda el bloque para evitar ampliar las franjas a espaldas de los que marcan.

Sin brillar, Venezuela fue superior a Panamá durante 70 minutos. Después pesaron los yerros defensivos. Se cargó la mano sobre los hombres del fondo, pero los vacíos fueron producto de un extravío grupal. Hay margen de mejora y tiempo para alcanzarla, pero vendría bien probar con variantes si la actual disposición no termina de cuajar.

La presión es un término amplio. La de la cancha es una asignatura por aprobar. A la externa no le sobra paciencia. Que ambas estén controladas es fundamental para que el camino hasta la Copa América 2011 sea plácido.

lunes, 9 de agosto de 2010

Amorebieta estará

Viernes 6 de agosto de 2010. 3 de la tarde. Desde Nueva York, Rafael Esquivel, presidente de la Federación Venezolana de Fútbol, toma su teléfono celular y marca el número de Fernando Amorebieta en una escala tras su regreso de Tokio, donde estuvo como representante de la FIFA en la Copa Suruga. Minutos antes el dirigente atendió una llamada con código de área argentino, en la cual César Farías lo actualizaba sobre la gira de la selección sub 20 y lo conminaba a contactar al defensor del Athletic de Bilbao, cuyas declaraciones a distintos medios nacionales dejaban clara su intención de atender a una eventual convocatoria vinotinto.

Fue el primer contacto con el futbolista nacido hace 25 años en Cantaura, estado Anzoátegui, desde que el técnico lo visitara en España a principios de 2008. En aquel momento la normativa FIFA impedía su reclutamiento; hoy, los cambios estatutarios introducidos en agosto de 2009 durante el congreso de Bahamas, permiten que pueda ponerse la camiseta de Venezuela. Conocido el deseo de Amorebieta y el proyecto del DT, solo era necesario allanar el canal de comunicación. Y se abrió de par en par.

El momento para que eso suceda tiene fecha establecida: 3 de septiembre. La siguiente jornada marcada en el calendario de la FIFA servirá para que Farías sume a algunos de los hombres que actúan en Europa y no estuvieron entre los incorporados para el compromiso de este miércoles en Panamá. El rival ya está gestionado: será uno de los equipos revelación en Suráfrica 2010 y aún se negocia con otro seleccionado para completar la doble tanda (día 7 del mismo mes).

¿Cómo continuará el proceso? Esta misma semana un emisario establecido en España será enviado por Fevefútbol con plenos poderes para iniciar los trámites que permitan que Amorebieta obtenga el pasaporte venezolano. Paralelamente, Esquivel retomará el diálogo iniciado en Suráfrica con Ángel María Villar, presidente de la federación española, que ya dio la buena pro para la citación del central. Las buenas relaciones entre ambos permitirán que todo se destrabe con celeridad. Con el documento que acredite la nacionalidad venezolana, la diligencia seguirá un patrón similar a lo hecho con Massimo Margiotta en 2004: deberá enviarse una misiva a la secretaría general de la FIFA, con la firma de Amorebieta, exponiendo los detalles que justifiquen la solicitud de cambio de asociación; luego, la Comisión del Estatuto del Jugador estudiará el caso y tomará una decisión sobre el tema. Los tiempos son holgados como para que el asunto esté resuelto en las próximas semanas.

No existen condiciones especiales ni letra pequeña en el contrato que liga a Amorebieta con el Athletic que impidan su incorporación a la Vinotinto. Sí la reticencia de Joaquín Caparrós, su entrenador, quien ya una vez aconsejó a su dirigido para que no escuchase el llamado nacional hace un par de años, poco antes de recibir la cita de Vicente Del Bosque para un amistoso ante Dinamarca en agosto de 2008, en el que no llegó a jugar. Esto, en todo caso, no será un obstáculo porque el futbolista ya tomó una decisión.

Amorebieta será una pieza importante en esta nueva etapa del ciclo Farías siempre que, una vez incorporado, se adapte al grupo y demuestre su jerarquía. La Copa América de 2011 servirá para visualizar al equipo que peleará la clasificación al Mundial de Brasil en el último trimestre del año entrante. ¿Una defensa con Rosales, Vizcarrondo, Amorebieta y Gabriel Cichero? Aunque no deja de ser una especulación periodística, ésa podría ser la línea de cuatro en el primer choque vinotinto del torneo continental.