El Mundial tiene a un nuevo goleador y Argentina crece y refuerza su candidatura. El titular, luego de su victoria por 4-1 ante Corea del Sur, no es nada original pero sí fidedigno. Gonzalo Higuaín volvió a sentir el abrazo de sus compañeros: tres veces el hombre del Real Madrid celebró en Soccer City y encaminó la goleada de su selección, virtualmente clasificada a octavos de final.
Corea del Sur hizo menos oposición de lo presupuestado. Al menos hasta que Martín Demichelis la devolvió al partido con una pelota perdida con aparente displicencia cuando ya se extinguía el primer tiempo. Argentina ganaba 2-0 en sendas jugadas de pelota quieta y manejaba el balón con paciencia. Sin Verón y con Maxi Rodríguez como volante por la derecha, Maradona estabilizó a su equipo y Jonás Gutiérrez, con una referencia por delante que le marcara los tiempos para ir y venir, estuvo menos incómodo en el lateral.
La Albiceleste supera escollos como quien participa en un concurso televisivo: la fase de ayer fue una pregunta con trampa, que superó usando el comodín del Kun Agüero. El yerno del entrenador entró a la cancha para cambiarle el ritmo al encuentro y acabar de desnivelarlo, justo en el momento en que Argentina pasaba más apuros.
Messi tuvo un papel más discreto en un terreno que estuvo minado. La resistencia asiática fue, por momentos, más contemplativa que intensa, pero a la Pulga lo mantuvieron con la rienda corta, lejos del área enemiga. Hasta que ingresó Agüero y las franjas libres aparecieron. En dos contragolpes, con Messi como el séptimo de caballería, Argentina sentenció.
Johannesburgo, Sudáfrica
Maradona, tan criticado en todo su ciclo, muestra avances en el oficio de técnico que se evidencian en tres factores: el funcionamiento colectivo de sus dirigidos, cada vez más equilibrado; el provecho que saca a las jugadas de pelota detenida (3 de sus 5 tantos en la Copa llegaron por ese camino); y el acierto en los cambios, una medida que transmite lucidez y buena lectura de lo que pasa en el césped.
“Volveremos a ser grandes, como en el 86”, gritaban los hinchas argentinos que llenaron de pancartas el Soccer City. Como hace 24 años, una victoria sobre Corea del Sur ayudó a generar confianza. Esta Argentina se lo está creyendo.