miércoles, 30 de junio de 2010

Mourinho y Pep están en Suráfrica

Johannesburgo, Sudáfrica

El modelo Mourinho fue tomado como referencia por varias selecciones en este Mundial. Por encima del prototipo Guardiola, de más compleja confección. La dicotomía, que tuvo su punto máximo de expresión en la serie de semifinales de la última Champions League entre Barsa e Inter, se trasladó a Suráfrica 2010. Ocupación de espacios, rigor defensivo y la pelota como elemento secundario, versus elaboración, presión en cancha contraria y el balón como factor de dominio y antídoto para el rival.

No es nuevo el enfrentamiento conceptual; sí la manera en que los equipos se despliegan para la puesta en escena de uno u otro planteamiento. ¿El saldo? Claramente favorable para quienes han apostado por valores más cercanos a la estética. Con matices porque no todas las sinfonías suenan igual, allí están, entre los ocho primeros del torneo, España, Holanda, Brasil, Alemania y Argentina.

El partido entre España y Portugal, último de la fase de octavos, reprodujo como ninguno la antinomia Mourinho-Guardiola. Con un final diferente esta vez. Válidas ambas concepciones, se impuso el ideario de Vicente Del Bosque y su coral de estetas: Xavi, Iniesta, Alonso, Villa, Busquets. No hubo justicia poética porque no son trasladables los escenarios. Pero sí una reivindicación que una parte del planeta, afín con la búsqueda de la belleza, sintió como revancha.

Paraguay completa el pleno

Johannesburgo, Sudáfrica

Suramérica tendrá cuatro equipos entre los primeros ocho, circunstancia inédita en la era moderna de los Mundiales. Paraguay se sumó a la cofradía con sufrimiento y hasta podría darse el hecho de que el cuadro de honor haga pleno con selecciones de nuestro continente. Ninguna se cruzará en cuartos de final.

Japón plantó a los guaraníes una resistencia numantina. Con orden, espíritu de lucha y capacidad técnica, equilibró el partido y lo estiró hasta la definición desde el punto de penal. Fue una participación mucho más que digna la de los nipones, con algunos elementos como Honda, Matsui, Endo o Hasebe que dejaron de ser desconocidos para el planeta fútbol.

Gerardo Martino condujo la mejor figuración paraguaya de la historia. Después de clasificarse de forma ininterrumpida desde Francia 98, la Albirroja vio premiado un trabajo consistente de su dirigencia, especialmente abocada al desarrollo de las fuerzas base. El técnico argentino, discípulo de Marcelo Bielsa, aportó el toque competitivo y la estabilidad que le faltó a este equipo para sacarle mayor provecho a generaciones que, como la de Chilavert, Gamarra y Acuña, no pudo trascender más allá de la ronda de octavos.

Los penales no son una lotería. Paraguay impuso su calidad con excelsos y fríos pateadores. La Copa, que se disputa a miles de kilómetros de Suramérica está, por muchos motivos, cada vez más cerca.

martes, 29 de junio de 2010

Tecnología y democracia

Johannesburgo, Sudáfrica

La negación al uso de la tecnología para la resolución de jugadas dudosas y auxilio en la mejor labor de los árbitros, no está ligada al anacronismo de los dirigentes de la FIFA. La respuesta surge como acto reflejo cuando el tema se reabre: el fútbol no quiere evolucionar porque su dirigencia está estancada en principios atávicos. Contéstele al que repite el lugar común que eso no es cierto. Detrás de la renuencia a incorporar artilugios que le den mayor credibilidad al espectáculo y lo hagan más democrático, hay una trama de poder fáctico que todo lo controla y en la que los jueces ocupan un lugar preponderante como contraprestación al clientelismo político que se ejerce desde Zurich.

¿Cómo se puede pensar que a Joseph Blatter, mandamás de la FIFA, la tecnología le provoca salpullido? Basta ver cómo en temas fundamentales como el marketing, las comunicaciones y el mercandising, el Vaticano del balón es más vanguardista que ninguna otra organización en el planeta. 

Existen dos elementos básicos que sustentan la permanencia del actual estado de cosas. Por un lado, a la FIFA le interesa mantener esa especie de show polémico alrededor del juego que alimenta discusiones, multiplica la visibilidad y enriquece al establisment mediático; por el otro - quizás el de mayor peso - está el nivel de injerencia que la máxima autoridad del fútbol quiere preservar por encima incluso de la sanidad deportiva.

No se trata de poner en duda la honorabilidad de los referís ni acharar sus yerros a intereses ocultos, pero es un mundo que no está limpio. Las designaciones de árbitros para los grandes torneos forman parte de la trama de favores con los que se compensa cada voto recibido. Y los encargados de impartir justicia en la cancha, a su vez, dependen de la buena pro de los jerarcas para subir posiciones en el escalafón del silbato.

Cada juez es, a su manera, una extensión de poder para intervenir en el campo, el único sitio que puede escapar al área de influencia de la dirigencia. Un chip o un lente que reduzca el error humano representan una amenaza en ese afán de control. Con un celular de última generación en la mano, el alto mando de la FIFA se ríe de la crítica.

lunes, 28 de junio de 2010

Con el recuerdo del 66

Johannesburgo, Sudáfrica

La lectura final del extraordinario partido que jugaron Inglaterra y Alemania fue como asistir a una cena elegante y que, al momento de servir las entradas, una mancha de aceite te arruine la corbata. Todo lo demás puede ser inolvidable, pero la mácula seguirá allí la noche entera. 

El fallo arbitral que involucró al referí uruguayo Jorge Larrionda y a su asistente Mauricio Espinosa, adulteró el mejor enfrentamiento que se ha visto en Suráfrica 2010.

Con toda la ironía del caso, fue inevitable recordar el tanto de Geoff Hurst en la final de 1966 contra los propios germanos. Aquel tanto no llegó a traspasar la línea de gol, pero fue convalidado por un juez de línea de Azerbayán. Esta vez el balón pateado por Frank Lampard entró, pero la decisión perjudicó a Inglaterra.

Alemania se impuso con un fútbol coral y dinámico, sus nuevas señas de identidad. Muller, Ozil, Podolski y Klose conforman un cuarteto temible cuya movilidad desarma defensas y percute con la potencia de un misil. Le sobran recursos y variantes en ataque a este prototipo ideado por Joachim Low. En la misma proporción, despierta dudas al momento de defender.

Los ingleses arrancaron entumecidos y temerosos, con las órdenes de Fabio Capello obligándolos a un ejercicio contra natura. Se rebelaron e hicieron pedazos la libreta del italiano con el 2-0 en contra. Y debieron irse al descanso con el empate y un nuevo plan a ejecutar para la etapa de complemento. El carácter inglés y el mensaje contundente de sus genes despertaron el instinto de una generación que ha sido víctima de la desnaturalización a la que fue sometida por sus últimos entrenadores. Entre Sven Goran Eriksson y el italiano se logró algo que parecía imposible: que toda una grey luminosa terminará su ciclo sin un título con la selección. Incluido David Beckham, espectador del derrumbe desde el banquillo.

El empuje derivó en anarquía y la Mannschaft sentenció de contragolpe. Fue un justo ganador. La imagen final del capitán Steven Gerrard despidiéndose del trío arbitral con genuina deportividad, transmitió un mensaje al mundo. Alemania seguirá en la gala, aún con la mancha en la corbata.



sábado, 26 de junio de 2010

Renace la épica celeste

Johannesburgo, Sudáfrica

En el fútbol, la épica es un concepto históricamente adosado a la camiseta de Uruguay. ¿Cuántas veces hemos presenciado la misma escena? La Celeste estará en el grupo de los ocho grandes de esta Copa del Mundo. Dejó sudor y piel en Port Elizabeth. Se desgarró de esfuerzo y sudor delante de un rival que le hizo una oposición espartana y llegó a tenerlo contra las cuerdas. La lluvia y una cancha pesada se añadieron al paisaje para hacer del partido un episodio heroico. Y los dos goles de Luis Suárez (el segundo una joya que compite desde ya para el premio al mejor tanto del torneo) fueron la excepción poética en la batalla.

Oscar Tabárez consiguió al equipo luego del flojo debut ante Francia. Pasó de defender con tres a estructurar una línea de cuatro con Jorge Fucile como lateral izquierdo. Sus dos volantes recuperadores, Diego Pérez y Egidio Arévalo Ríos, son leones que buscan el hueso de su presa y empujan a los suyos desde el medio. Pero la decisión más importante estuvo en el bloque ofensivo: el “Maestro” cambió la dupla Forlán-Suárez por el tridente Forlán-Cavani-Suárez. Un acierto contundente con el que Uruguay encadenó tres victorias y regresó al gran escenario. 

Desde 1970, los charrúas no alcanzaban esta instancia en el Mundial. Con la historia incorporada en los genes, hay un grupo de jugadores uruguayos que no se ha puesto un techo en el objetivo de seguir trascendiendo. Le sobran motivos para soñar.

viernes, 25 de junio de 2010

La verdad del milagro asiático

Johannesburgo, Sudáfrica

Corea del Sur y Japón produjeron el golpe de efecto que se esperaba de los seleccionados africanos. Clasificados ambos a octavos de final, su paso por la Copa ha confirmado dos presunciones: hay una evolución técnica producto del contacto con ligas más competitivas; y es evidente el crecimiento táctico, consecuencia de una menor ingenuidad para ejecutar movimientos ofensivos y defensivos. 

Los dos cuadros asiáticos ganaron partidos con jugadas de pelota detenida y, con alguna excepción como el primer gol de Argentina a Corea en la fase de clasificación, se mostraron solventes defendiéndolas. Sus ligas internas crecen, los entrenadores se capacitan y hay referentes en Europa que marcan el camino. Los coreanos Park Ji Sung y Park Chu Young envían un mensaje global con los colores del Manchester United y el Mónaco. Y el japonés Keisuke Honda brilla con su juego de perfil suramericano que se impone en el CSKA de Moscú.

Junto a todo eso, valores que algunos conjuntos europeos de renombre extrañaron en el torneo: intensidad, compromiso con una idea y nada de suficiencia. Ni siquiera Japón, ya con el choque ante Dinamarca liquidado, se permitió la autocontemplación o el regodeo.
Uruguay y Paraguay los tendrán como rivales en la ronda de octavos entre hoy y el martes. Que a nadie se le ocurra llenar la quiniela sin un análisis a conciencia.

Adiós a un campeón gris

Johannesbburgo, Sudáfrica

Marcello Lippi presentó en Suráfrica a la selección italiana con menos talento que se recuerde en las últimas ediciones de la Copa del Mundo. Ofensivo y defensivo. Un equipo que, contradiciendo su historia, ni siquiera fue fiable en su zaga. Bastiones como Fabio Cannavaro o Daniele De Rossi contribuyeron con gruesos yerros a que la Azzura comenzara siempre sus partidos en desventaja. Y para una selección espesa, incapaz de desequilibrar con la pelota y falta de gol, cada golpe recibido la obligó a navegar contracorriente.

Ni los cambios en la formación, ni las medidas tomadas en los segundos tiempos para buscar reacciones, le modificaron el rostro a un seleccionado de nivel chato, que deja en evidencia el enorme vacío de valores emergentes en el que se hunde el fútbol de la bota. En 1966, Italia fue eliminada en la primera ronda del Mundial. También en 1974. Desde ese entonces, siempre, de una forma u otra, se las arregló para ser protagonista de primer orden.

Sin el motín francés o la abulia inglesa, Italia acabó la Copa con un sonoro fracaso. Tras el fin del segundo ciclo Lippi, urge la reinvención. Le tocará a Cesare Prandelli levantar un nuevo proyecto a partir de las ruinas dejadas por parte de una generación que hace cuatro años vivió la gloria y ayer se despidió por la puerta de atrás.

jueves, 24 de junio de 2010

El sueño americano

Johannesburgo, Sudáfrica

Bill Clinton lo celebró en la tribuna de honor. Un sucedáneo de Elvis Presley se sumó a los festejos junto a un grupo de hinchas estadounidenses, abrazados a una bandera de franjas y estrellas. Estados Unidos vio el punto más oscuro del precipicio y la luz del horizonte en fracciones de segundo. Los que tardó Landon Donovan en definir tras el rebote del arquero Mbolhi y desatar la euforia entre sus compañeros. De la eliminación en primera ronda a la clasificación a octavos como primeros de grupo. La desgracia y la gloria rozándose en el punto justo donde el gesto heroico deviene en épica.

Estados Unidos fue finalista en la Copa Confederaciones de 2009 tras sorprender en la semifinal a España y comenzar ganando 2-0 la final contra Brasil. Fue la primera señal que envió al mundo el equipo de Bob Bradley, autor intelectual de este modelo renovado y competitivo que jerarquiza al país menos futbolero del continente.

No hay azar en la gesta. Sí una generación de jugadores talentosos y el ojo de un entrenador que ha sabido buscar y elegir con tino. Donovan es el referente por su experiencia en Europa y por el peso que tiene dentro de este plantel. Pero allí están Clint Dempsey, Michael Bradley, Tim Howard o Jozy Altidore, futbolistas que convirtieron en potencia a Estados Unidos en la zona de la Concacaf y ahora despiertan asombro en Suráfrica.

Los límites para esta selección están en su propia ambición. Puede resultar un buen eslogan. Tan efectista como el siempre inasible sueño americano.

miércoles, 23 de junio de 2010

El método y el discurso

Johannesbburgo, Sudáfrica

España se debate entre aquello que le conviene y aquello que le convence. La diatriba clásica entre el método y el discurso. El fin por encima de los medios y la coherencia. Apurada por la necesidad, cambió piezas y alteró el dibujo para medirse a Honduras. Le resultó, fue más profunda y contundente, pero extravió parte de sus señas de identidad. 

Y no es que haya sido un pecado la variación. Vicente Del Bosque cuenta con un plantel amplio y alternativas para reacomodarse en función de lo que cada partido pida. El asunto se convierte en motivo de debate cuando aparecen, como en su choque de anteayer, dos elementos contradictorios con su ideario: dividir la posesión de la pelota a favor de un juego más directo; y, sin el norte de la tenencia como filosofía, someter a sus defensores a duelos mano a mano contra sus rivales, muchas veces en inferioridad numérica.

En contra de la opinión general, sostengo que España jugó mejor contra Suiza que frente a Honduras. El resultado obnubila el análisis y mediatiza la lectura final. Solo hay que recordar de qué manera la Roja ibérica ganó la Eurocopa de 2008. Aquel equipo, mucho menos retórico que la versión actual, daba el golpe y a partir de allí se resguardaba manejando el balón. Éste hace apología del toque y se empalaga con su propia melaza. 

El desafío para España es reencontrar lo que mejor sabe hacer y hallar el equilibrio. La elección de los ejecutantes idóneos es el primer paso. Un oponente como Chile (su adversario del viernes) puede dejarlo en evidencia. En este momento, resulta imprescindible que método y discurso coincidan en la búsqueda del objetivo.


martes, 22 de junio de 2010

Cuando las cuentas no alcanzan

Johannesburgo, Sudáfrica

Portugal le hizo 7 goles a Corea del Norte y, con 4 puntos, casi aseguró el boleto a octavos. Chile ganó su segundo partido en la Copa y puede que no le alcance para trascender de fase si no puntúa contra España en su última presentación. El emparejamiento de los grupos y los cruces que el azar marcó en el calendario, obligan a voltear los números de un lado a otro para hacer proyecciones. Ni siquiera es un asunto de rendimiento: Italia podría pasar de ronda con 3 unidades y los de Marcelo Bielsa, uno de los mejores seleccionados vistos hasta el momento en Suráfrica 2010, aun no respiran tranquilos.

Cristiano Ronaldo se acomodó el cabello engominado media docena de veces. Cuando le tocó anotar, apenas celebró: el tanto no calzaba la medida estética de su exigencia. No calificaba para un comercial de Nike. El del Real Madrid contó con más espacios desde el segundo tiempo cuando el muro norcoreano claudicó. Los lusos atravesaron el paralelo 38, se olvidaron de homenajear a Kim Il Sung y celebraron su primera victoria en la Copa. Carlos Queiroz le abrió la cancha a Simao, Almeida y Tiago. El salto de calidad fue notorio.

Chile elevó la marca suramericana a 8 triunfos y 2 empates en 10 compromisos. Una cifra record en la historia de este torneo. Hasta su estreno frente a Honduras, la Roja acumulaba más de 60 años sin ganar fuera del continente americano en un Mundial. En Francia 98, a la generación de Marcelo Salas e Iván Zamorano le bastó con 3 puntos para acceder a octavos.

¿Es solo un asunto de juego? No, las matemáticas y la buena fortuna pueden llegar a ser más importantes que la pelota.

lunes, 21 de junio de 2010

El rey pone en riesgo su trono

Johannesburgo, Sudáfrica

Para Nueva Zelanda fue una fiesta nacional. En los supermercados italianos habrá escasez de kiwis. Nadie querrá toparse con el fruto exótico. Como mucho, convertirse en koala y treparse al árbol más alto. El equipo de Marcelo Lippi vivió ayer uno de los resultados más humillantes de Italia en la historia de los Mundiales. Su clasificación a octavos sigue dependiendo de sí misma, pero la imagen dejada en Nelspruit desdice de su condición de campeón.

Italia se hunde en su trance generacional y la palidez de su juego. La grey con la que conquistó la Copa hace cuatro años pide a gritos la jubilación y las nuevas camadas padecen de la escasa competitividad. Hace poco más de un mes, Inter se tituló en la Champions League sin que figurara un solo elemento nacido en la bota entre los titulares. Basta ver los clubes de procedencia de buena parte de los que ayer contaron con la confianza de Lippi: Génova, Udinese, Cagliari, Fiorentina, Sampdoria. Ninguno compite con opción en los grandes torneos o forma parte de la elite europea. Y los que visten la camiseta de la Juventus aun padecen la crisis que estalló justamente los días previos a Alemania 2006.

Los dos goles recibidos por la Azzura fueron de pelota quieta, una fortaleza en otros tiempos. Sus defensores dan ventajas, no tiene talento para elaborar y tampoco ha sido efectiva explotando el juego directo. Lippi modifica el dibujo, mueve piezas, pero su puesta en escena no deja de ser chata. Que todos pidan a gritos la pronta recuperación de Andrea Pirlo, un volante de 31 años, es una muestra de la escasez de ideas que tiene este prototipo 2010.

Algunas voces dicen que Italia siempre comienza así. Que la competencia los va haciendo crecer y que siempre hay que tomarlos en cuenta. Hoy, el argumento roza más el tópico que la certidumbre. No hay un motín en el vestuario, como en Francia, ni una crisis discursiva, como en España. Lo que afecta a los azules es de más complicada solución: están en un profundo limbo generacional.

La corona del monarca se tambalea. Necesitará algo más que su conocido espíritu épico para sostenerla.

domingo, 20 de junio de 2010

¿Una final americana?

Johannesburgo, Sudáfrica

El primer Mundial en África no ha sido venturoso para las selecciones de este lado de planeta. Ni por resultados ni por juego. Solo Ghana comenzó con una victoria y Costa de Marfil, en su debut contra Portugal, dejó claro que es la que más solidez y recursos tiene. Pero aquella premonición, anunciada hace un par de décadas, del futuro dominio del continente negro, tendrá que esperar otros cuatro años.

Tampoco Europa ha respondido a su linaje. Alemania comenzó con ritmo arrollador y un fútbol que quiere redefinirse desde una posición más cercana a la pelota. Pero apareció Serbia y las dudas sobre la madurez de esta generación pesan en los pronósticos. España tropezó, Francia está devastada y de Italia se espera siempre la trascendencia, aun cuando está en medio de una transición generacional, sin nombres que tengan empaque para la alta exigencia. Holanda debutó ganando sin fuegos de artificio e Inglaterra, asomada como candidata por lo que un técnico como Fabio Capello impone, aburre hasta las piedras y tiene extraviada la identidad.

América marca la pauta. Salvo Honduras, todos los seleccionados del Nuevo Continente sumaron puntos en sus primeras presentaciones. Argentina tiene un pie en los octavos y su postulación como posible monarca se carga de argumentos tangibles. Maradona motiva, el colectivo funciona y de la mitad de la cancha hacia adelante acapara los recursos naturales del planeta.

Brasil juega el Mundial como quien arma un mecano siguiendo línea a línea cada una de las páginas del manual. Dirigida por Dunga, hasta la samba debe ser académica. El Scratch sabe medir estos torneos y hace muchos años que se olvidó del lirismo. Sus ejecutantes siguen siendo los más excelsos, pero desde Sebastiao Lazaroni hasta Luiz Felipe Scolari, se habituaron a disfrutar de la fiesta sin dejar de mirar el reloj.

Lo de Chile fue explosivo, dinámico y fresco. Y México es una máquina aceitada, que cuenta con la generación más balanceada de talento que se le recuerde.

¿Veremos en Suráfrica 2010 la primera definición entre selecciones americanas desde 1950? 60 años después, y aunque sea prematuro, hay razones para soñarlo.

sábado, 19 de junio de 2010

Con el empuje de los Bradley

Johannesburgo, Sudáfrica

A Estados Unidos le incomoda la obligación de tomar la iniciativa. En el fútbol, proponer requiere de dos condiciones: creatividad y atrevimiento. Con los dos conceptos extraviados, el cuadro de Bob Bradley empató a dos con Eslovenia apelando a la heroica. Desnortado durante todo el primer tiempo, básico y monótono en el manejo de los ritmos, fue incapaz de asumir el papel que le correspondía como uno de los favoritos del grupo C.

Igualó y no es poca cosa. Su rival pudo haberse convertido en el primer seleccionado en clasificar matemáticamente a octavos. El objetivo lo tuvo a tiro con el marcador 2-0, pero los dos Bradley se interpusieron. Bob, el técnico, que movió la estructura de su equipo con modificaciones de hombres y sistema; y Michael, el volante, que fue el pistón que empujó a los suyos hacia adelante. Con un detalle absolutamente pueril: el futbolista es hijo del entrenador.

Michael Bradley fue el mejor de la cancha. Suyo fue el tanto del 2-2 y el propio número 4 apareció en la acción más controvertida del choque: a Estados Unidos le anularon un gol legítimo y al compañero de Juan Arango en Borussia Moenchengladbach le cometieron penal. La decisión del juez de Mali, Koman Coulibaly, fue inverosímil. Todavía debe estar preguntándose qué sentenció.

Por características, Bradley se ubica en la mitad de la cancha, por delante de la línea de cuatro defensores, y desde allí dirige la orquesta. Tiene dinámica y anticipación – dos elementos fundamentales para ser útil en esa zona – a los que añade notables virtudes técnicas. Quien quiera corroborarlo que busque el video de su gol y observe cómo resuelve con la punta del botín para superar por arriba al arquero Handanovic.

Hay selecciones a las que no se les puede pedir más de lo que ofrecen. Eslovenia es una muestra: ordenada y rocosa atrás, filosa en ataque, pero muy limitada en el medio. Asume sus carencias y saca provecho de sus fortalezas. 

En el otro extremo está Estados Unidos. ¿Alguien puede dar crédito a que un equipo que tenga entre sus titulares a Landon Donovan, Clint Dempsey y Michael Bradley, no pueda jugar a otra cosa?


viernes, 18 de junio de 2010

Argentina comienza a creer

El Mundial tiene a un nuevo goleador y Argentina crece y refuerza su candidatura. El titular, luego de su victoria por 4-1 ante Corea del Sur, no es nada original pero sí fidedigno. Gonzalo Higuaín volvió a sentir el abrazo de sus compañeros: tres veces el hombre del Real Madrid celebró en Soccer City y encaminó la goleada de su selección, virtualmente clasificada a octavos de final.

Corea del Sur hizo menos oposición de lo presupuestado. Al menos hasta que Martín Demichelis la devolvió al partido con una pelota perdida con aparente displicencia cuando ya se extinguía el primer tiempo. Argentina ganaba 2-0 en sendas jugadas de pelota quieta y manejaba el balón con paciencia. Sin Verón y con Maxi Rodríguez como volante por la derecha, Maradona estabilizó a su equipo y Jonás Gutiérrez, con una referencia por delante que le marcara los tiempos para ir y venir, estuvo menos incómodo en el lateral. 

La Albiceleste supera escollos como quien participa en un concurso televisivo: la fase de ayer fue una pregunta con trampa, que superó usando el comodín del Kun Agüero. El yerno del entrenador entró a la cancha para cambiarle el ritmo al encuentro y acabar de desnivelarlo, justo en el momento en que Argentina pasaba más apuros.

Messi tuvo un papel más discreto en un terreno que estuvo minado. La resistencia asiática fue, por momentos, más contemplativa que intensa, pero a la Pulga lo mantuvieron con la rienda corta, lejos del área enemiga. Hasta que ingresó Agüero y las franjas libres aparecieron. En dos contragolpes, con Messi como el séptimo de caballería, Argentina sentenció.
Johannesburgo, Sudáfrica

Maradona, tan criticado en todo su ciclo, muestra avances en el oficio de técnico que se evidencian en tres factores: el funcionamiento colectivo de sus dirigidos, cada vez más equilibrado; el provecho que saca a las jugadas de pelota detenida (3 de sus 5 tantos en la Copa llegaron por ese camino); y el acierto en los cambios, una medida que transmite lucidez y buena lectura de lo que pasa en el césped.

“Volveremos a ser grandes, como en el 86”, gritaban los hinchas argentinos que llenaron de pancartas el Soccer City. Como hace 24 años, una victoria sobre Corea del Sur ayudó a generar confianza. Esta Argentina se lo está creyendo.

miércoles, 16 de junio de 2010

Portugal naufraga en su liviandad

Johannesburgo, Sudáfrica

La FIFA nombró a Cristiano Ronaldo “Jugador del Partido” tras el Portugal-Costa de Marfil que inauguró el grupo G. Un exabrupto. Al número 7 luso no le sobraron detalles de crack, salvo cuando estrelló en el palo un remate de media distancia. Fue a los 10 minutos del primer tiempo. Los otros 80 resultaron anodinos para él y su selección, consumida por la buena aplicación defensiva y la mayor ambición marfileña.

No fue un buen debut para Portugal, sobrepasada por las expectativas, plana en el juego y sin municiones para percutir sobre su rival. El nombre de Cristiano, capitán y referente, deslumbra; a su plantel, empero, le faltan futbolistas que marquen distancias. Se atavía con el ropaje de un jefe, pero esconde en el armario la percha con la indumentaria del oficinista. 

A Costa de Marfil le costó el regreso al Mundial después de estrenarse en Alemania 2006, eliminado en primera ronda. Sven Goran Eriksson armó un equipo compacto, hecho a la medida de su paladar, con mucha gente detrás de la línea de la pelota y transiciones explosivas para aprovechar la velocidad de los tres hombres que puso al frente: Kalou, Dindane y Gervinho. Los dos primeros fueron aleros en ataque y prolongación de los laterales para ocupar los costados en defensa. Un dibujo que no tuvo fisuras.

Gervinho, muy a pesar de los gustos de la FIFA, fue el mejor sobre el césped del estadio Bahía Mandela en Port Elizabeth. A Liedson, el ariete portugués, le vendría muy bien un video que resuma los movimientos de Gervinho: movilidad constante para ofrecerse y buscar las franjas libres; maniobras de distracción para permitir la llegada de extremos y volantes; frialdad en el área para elegir la mejor opción. Todo un manual de buen delantero que engrandece el papel de alguien cuyo apellido adorna la camiseta del modesto Lille francés.

Didier Drogba jugó los últimos 25 minutos del choque y Portugal acabó pidiendo la hora con el talismán africano bufando en las zonas de definición. Cristiano Ronaldo se quedó con los honores de la FIFA. Para Costa de Marfil, el punto sumado ayer puede que le permita recibir el galardón que vino a buscar a Suráfrica: la clasificación a octavos.

martes, 15 de junio de 2010

Sin Robben no hay paraíso

Johannesburgo, Sudáfrica

Holanda fue superior a Dinamarca, como se esperaba. Por propuesta colectiva y por individualidades, el fútbol tulipán está varios peldaños arriba del danés. Sobre la cancha del Soccer City hubo dos puestas en escena en las antípodas: la del ganador, ofensiva, con el arco contrario entre ceja y ceja; y la del derrotado, defensiva y limitada incluso cuando el desnivel en el marcador, en los inicios del segundo tiempo, invitaba a un sacudón.

La pelota se tiñó de naranja en un estadio casi repleto y la gente disfrutó del juego atildado y vistoso de los Snejder, Van der Vaart, Van Persie y compañía. El dominio fue abrumador pese a encontrarse con un rival que redujo su bloque y lo mantuvo siempre muy cerca del arquero Sorensen. No sobraban los espacios en la última franja del terreno, pero tampoco los holandeses tuvieron el cambio de ritmo necesario para desequilibrar. Faltaba una pieza: Arjen Robben.

El Mundial todavía tiene que ver a esta Holanda con Robben para hacerse una idea más fidedigna de su potencial. Sin el hombre del Bayern Munich, en pleno proceso de recuperación después de sufrir una lesión muscular en el último encuentro preparatorio, cualquier lectura resultará incompleta.

Bert Van Marwijk, sucesor de Marco Van Basten como seleccionador de los Países Bajos, estructuró un mediocampo con De Jong y Van Bommel como alcabalas y Snejder en el rol de conductor. Van Persie ofició de nueve, una demarcación para la que está capacitado pero en la que padeció la ausencia de un compañero que desbordara por los extremos. Al atacante del Arsenal le sienta mejor moverse en espacios más amplios que los que puede tener si se fija entre los dos centrales rivales. Su tendencia, ayer, fue moverse desde el centro hacia la izquierda, un hábitat en el que se halló más cómodo.

Con Robben, Holanda contará con un factor de desconcierto, de preocupación constante para las defensas contrarias y de mayor pegada; sin él, puede convertirse en una versión inocua. No tendrá dificultades para superar la fase de clasificación porque es el mejor de su grupo. Pero a partir de octavos, la jerarquía y el carácter pasarán a ser determinantes.

lunes, 14 de junio de 2010

La nueva identidad alemana

Johannesburgo, Sudáfrica

Alemania había emitido las primeras señales de cambio hace cuatro años de la mano de Juergen Klinsmann y con su actual técnico, Joaquim Low, como asistente. La apuesta por un estilo que rompiera con el molde histórico germano (practicidad, derroche físico, carácter) fue recibida con muecas de desaprobación por la elite que tradicionalmente condujo al fútbol de ese país. Pero lo visto en 2006 sembró un entusiasmo que permitió la continuidad y derivó en esta nueva versión de la Mannschaft que ayer deslumbró en Durban.

La goleada por 4-0 sobre Australia fue la demostración más contundente de todas las que hasta ahora dejó la Copa del Mundo. El marcador fue apenas un hecho singular para explicar el concepto: el aspecto más determinante fue el juego, la imposición de un funcionamiento individual y colectivo que arrasó con la selección oceánica y dejó boquiabierta a buena parte del planeta.

Alemania dio una exhibición de fútbol bien ejecutado. Mostró su propuesta sin guardarse nada, con atrevimiento y desenfado, sin medir el esfuerzo ni hacer cálculos anticipados. Le metió dinámica al partido y no bajó el ritmo ni cuando ya lo tenía asegurado. 

En la cancha, sus nuevas señas de identidad se definen a partir del gusto por la pelota y la velocidad aplicada para - desde la posesión - romper el ritmo en las zonas de definición. Fuera del terreno, aplica una asunción más lógica de su realidad interna, diversa y multicultural, donde todo el talento tiene cabida. 

La elección de jugadores responde a ese modelo: Muller, Ozil, Schweinsteiger, Khedira, Lahm, Podolski, Marin. El gol, con ellos, acaba siendo consecuencia del desequilibrio colectivo y la capacidad ofensiva de todos. 

Los tricampeones del mundo perdieron a Michael Ballack un mes antes del torneo. Y en el camino sumaron bajas a un largo parte que mermó su plantel. Pero la idea tiene forma, los futbolistas asumen el ideario y tocan de memoria la partitura. El todo está por encima de la suma de las partes.

El primer encuentro de un Mundial no es una medida para proyectar el futuro. Sin embargo, lo de Alemania trasciende al resultado. Se trata de una apuesta con las fichas colocadas en todos

domingo, 13 de junio de 2010

Messi y Maradona se acercan

Johannesburgo, Sudáfrica

Que la figura por aclamación en el Argentina-Nigeria fuese el arquero de las “Águilas Verdes”, Vincent Enyeama, retrata con fidelidad la película del partido disputado ayer en Johannesburgo. La Albiceleste fue superior a su rival, desmontó algunos conceptos respecto a su fiabilidad y dejó varias actuaciones individuales notorias que fundamentaron la autoridad de su triunfo.

Por encima de lo estrecho del marcador, de las opciones dilapidadas o de la reacción nigeriana en el segundo tiempo, el equipo de Maradona entusiasmó, enseñó buen juego y una disposición ofensiva que dio alas a la ilusión de su gente. Que el camino apenas comienza, que Nigeria es un rival de estraperlo y que la exigencia será mayor después, es cierto. Pero para una selección que sembró tantas dudas en este ciclo y optó por una preparación que dio prioridad al descanso y la puesta a punto por encima de los choques preparatorios, las dudas fueron mucho menores que las certezas tras su debut en Suráfrica 2010.

Argentina contó con una gran actuación de Javier Mascherano, esplendoroso en su función de cabeza de área: decidido y firme para recuperar, lúcido para darle salida clara a la pelota y llenar de seguridad a Juan Sebastián Verón, un socio para todos en Ellis Park y la llave de paso para que el trío de arriba, integrado por Lionel Messi, Carlos Tevez y Gonzalo Higuaín, se enganchara a los circuitos de circulación del balón.

A Messi solo le faltó el gol para cerrar su mejor encuentro con la selección argentina desde que Maradona se sienta en el banquillo. La convivencia con el plantel y la propia disposición táctica de sus compañeros le permitieron parecerse más a la versión mundialmente conocida que deslumbra en el Barsa. El 10 argentino transitó las zonas en las que se siente cómodo, con libertad y por detrás del nueve, como tantas veces hizo este año en el Camp Nou. Y su incidencia fue muy notoria. Con más ritmo y un funcionamiento colectivo aceitado, la promesa de subir al trono de los elegidos en la vitrina más trascendente de todas, se llena de elementos tangibles. 

En el mundo terrenal y también en el Olimpo, Messi y Maradona están cada vez más cerca.

sábado, 12 de junio de 2010

A México le sobran matices

Johannesburgo, Sudáfrica

La selección mexicana jugó su quinto partido de apertura en las Copas del Mundo con un balance que en poco varió los registros anteriores. Los de Javier Aguirre subieron el telón en otras cuatro oportunidades, con tres empates y una derrota. Hasta ahí lo que proclama la asepsia estadística. En cuanto al juego, no fue bueno el balance general luego de un primer tiempo de notable rendimiento, en el que le faltó contundencia.

Rafa Márquez fue la figura destacada en el Soccer City. Desde su posición de líbero ordenó a su equipo en el fondo, cubrió casi todas las fisuras y se sumó a la elaboración para empujar a los suyos contra el arco de Khune. Su gol coronó una tarde perfecta que ni siquiera dejó notar la sobrecarga en los gemelos que a punto estuvo de retirarlo de la cancha.

A México le sobró manejo en la etapa de inicio en la misma proporción en la que adoleció de pegada. Desbordó por los costados con los laterales Salcido y Aguilar; aportó la chispa de Giovanni Dos Santos, quien consiguió franjas libres a las espaldas de los volantes de marca y fue un socio constante para Vela y Franco. El estilo, un bien escaso que le hace frente al utilitarismo, fue defendido con buen manejo de pelota y carácter. Pero el gol no llegó, a pesar de todas las ocasiones claras que produjo.

Era sabido que Suráfrica iba a plantear un choque en esas condiciones: muy cerca de su arquero, con las líneas juntas y el contragolpe como arma ofensiva. Con la plena asunción de sus debilidades y fortalezas, el sentido común de Parreira prevaleció en la idea plasmada por los locales, ejecutada con un cierto grado de eficacia.

La lectura final del encuentro puede sonar básica: México no tradujo en goles su dominio. Es una verdad a medias. El análisis también debe enfocarse desde su funcionamiento defensivo. Sin la pelota, ejecutó con éxito el pressing constante sobre su rival hasta la primera mitad; en la segunda, perdió tensión en la marca y descuidó los circuitos de circulación. En ese matiz encuentra explicación la magnífica contra para el tanto de Tshabalala y las otras tres situaciones en las que Suráfrica tuvo el gol a la mano.

Con el grupo A en suspenso, la promesa mexicana invita a ser cauto con los pronósticos.

viernes, 11 de junio de 2010

Henry levantó la alfombra

Johannesburgo, Sudáfrica

Francia afrontará el recambio generacional en plena revuelta interna. A los conocidos conflictos entre William Gallas - uno de sus líderes y capitán hasta que debió ceder la cinta a Patrice Evra - y el técnico Raymond Domenech, se suman ahora los rumores de división encabezados por Thierry Henry, el mito que aceptó ser suplente en esta Copa del Mundo para despedir su carrera en los primeros planos. La prensa gala reveló detalles del motín y el entrenador no ha podido imponer su autoridad ni en el vestuario ni en la cancha. 

Las críticas por el funcionamiento del actual vicecampeón mundial han arreciado, particularmente después del último amistoso ante China. Hombres como Yoann Gourcuff y Sidney Govou han sido duramente cuestionados por su incapacidad para asumir roles protagónicos. Eso, y el anuncio prematuro de Laurent Blanc como nuevo timonel después del torneo, desestabilizaron a los monarcas de 1998.

En Alemania 2006, Domenech pasó por una crisis similar y fueron conocidos sus enfrentamientos con pesos pesados como Zinedine Zidane o David Trezeguet. Llegar a la final le salvó el cuello al preparador, a quien esta vez podría condenarle su escaso acercamiento a la vieja guardia. Con ese panorama, sin futbolistas que impongan su calidad y con serios problemas de funcionamiento, no sería para asombrarse que les bleus se despidan del Mundial en la primera ronda. Su primera gran prueba la tendrán esta tarde cuando se midan a Uruguay en Ciudad del Cabo.

Henry tuvo su peor campaña en España y está en pleno declive, pero se considera con las charreteras suficientes para ser titular. Quizá el gran desacierto de Domenech haya sido traerlo a Suráfrica asumiendo que su experiencia serviría como estímulo para los más noveles. Y esta vez ni siquiera valdrá como coartada su afición por los designios del zodíaco. Hoy la selección francesa no tiene al Zidane que la llevó en volandas hace cuatro años.

Equipos como Italia o Alemania también están pasando por fases de renovación, pero sin fracturas internas les será más sencillo tener actuaciones dignas y hasta pelear por hacer honor a su historia. La Francia post Zizou parece condenada a pasar por un bache para volver a ser.

lunes, 7 de junio de 2010

Los contrastes de la Copa

Johannesburgo, Sudáfrica

Que Suráfrica 2010 será el Mundial de los contrastes es una verdad que desde ya, a cuatro días de la inauguración, se puede afirmar con absoluta certeza. Caminando por Sandton, en el centro financiero de Johannesburgo, la sensación de país desarrollado se percibe en el glamur de sus locales comerciales, lujosos hoteles y rascacielos, y carros ostentosos que van y vienen por sus pulcras avenidas. También en las amplias y modernas autopistas que serpentean en los accesos a la capital, iluminadas y perfectamente señalizadas.

Pero a pocos kilómetros de la gran urbe las brechas conmueven. La otra cara de la nación de Nelson Mandela aparece con toda su crudeza. Las barriadas, con sus casas de cartón piedra y zinc, se multiplican entre montañas de basura. Vastos terrenos baldíos son recorridos a pie por decenas de personas y en la vera de los ríos hombres y mujeres lavan sus ropas, exprimiéndolas contra las piedras. Para esta Suráfrica rural la Copa del Mundo será un evento próximo y lejano a la vez: el balón representa una pasión para la abrumadora mayoría negra, capaz de agolparse a las puertas de un estadio para ver un partido amistoso, y, al tiempo, es un elemento que enrostra sin piedad las profundas diferencias sociales, siempre en el lindero del gran show. 

Los carros lucen banderas surafricanas en los espejos retrovisores. La tradición de los “viernes de fútbol”, en la que los surafricanos salen a trabajar con la camiseta de su selección debajo de trajes y vestidos, motivó a los más escépticos. Y en las cercanías de Mandela Square los turistas aportan el colorido necesario para que el ambiente multicultural, propio de estos torneos, construya la burbuja perfecta durante el próximo mes.

Se puede pasar del primer al tercer mundo con solo cruzar una acera. A pocas cuadras del Centro de Convenciones de Sandton, donde tendrá lugar el Congreso de la FIFA esta semana, un grupo grande de obreros trabaja en turnos redoblados para culminar obras. La sensación de provisionalidad se respira también en los alrededores del Soccer City, el fastuoso escenario en el que se abrirá y cerrará el telón de la Copa, y solo la buena disposición de los voluntarios amaina la desazón que produce la ausencia de sistemas eficientes de comunicación, vitales en el trabajo periodístico.

Hay motivos para que las dudas respecto a la organización tengan fundamento. Ayer, en el choque de preparación que disputaron Nigeria y Corea del Norte en Makulong (a unos 40 kilómetros de Johannesburgo), el caos y la inseguridad estuvieron a punto de derivar en una tragedia de grandes proporciones. Una multitud de aficionados, con entradas en las manos, se quedó en las afueras del pequeño estadio, aglomerada en un espacio reducido. Hubo reacciones violentas y cargas policiales, con un saldo de más de 20 heridos. La FIFA no tardó en emitir un comunicado para desmarcarse de la responsabilidad por lo ocurrido, pero los hechos evidenciaron una vez más que, fuera de las zonas de protección que los responsables locales ofrecen, hay peligros auténticos y garantías mínimas.

Suráfrica invirtió 3.000 millones de dólares para organizar el primer Mundial en suelo africano. Es una cifra que no reducirá los índices de inseguridad, ni las altas cifras de ciudadanos infectados con el virus del VIH. Pero, a partir del viernes y en el lapso de un mes, se hablará mucho más de este país que en toda su historia reciente. Puede que, tras las bambalinas de la gran verbena universal, alguna mirada apunte hacia la periferia y el contraste se cargue de sentido.