Johannesburgo, Sudáfrica
La selección mexicana jugó su quinto partido de apertura en las Copas del Mundo con un balance que en poco varió los registros anteriores. Los de Javier Aguirre subieron el telón en otras cuatro oportunidades, con tres empates y una derrota. Hasta ahí lo que proclama la asepsia estadística. En cuanto al juego, no fue bueno el balance general luego de un primer tiempo de notable rendimiento, en el que le faltó contundencia.
Rafa Márquez fue la figura destacada en el Soccer City. Desde su posición de líbero ordenó a su equipo en el fondo, cubrió casi todas las fisuras y se sumó a la elaboración para empujar a los suyos contra el arco de Khune. Su gol coronó una tarde perfecta que ni siquiera dejó notar la sobrecarga en los gemelos que a punto estuvo de retirarlo de la cancha.
A México le sobró manejo en la etapa de inicio en la misma proporción en la que adoleció de pegada. Desbordó por los costados con los laterales Salcido y Aguilar; aportó la chispa de Giovanni Dos Santos, quien consiguió franjas libres a las espaldas de los volantes de marca y fue un socio constante para Vela y Franco. El estilo, un bien escaso que le hace frente al utilitarismo, fue defendido con buen manejo de pelota y carácter. Pero el gol no llegó, a pesar de todas las ocasiones claras que produjo.
Era sabido que Suráfrica iba a plantear un choque en esas condiciones: muy cerca de su arquero, con las líneas juntas y el contragolpe como arma ofensiva. Con la plena asunción de sus debilidades y fortalezas, el sentido común de Parreira prevaleció en la idea plasmada por los locales, ejecutada con un cierto grado de eficacia.
La lectura final del encuentro puede sonar básica: México no tradujo en goles su dominio. Es una verdad a medias. El análisis también debe enfocarse desde su funcionamiento defensivo. Sin la pelota, ejecutó con éxito el pressing constante sobre su rival hasta la primera mitad; en la segunda, perdió tensión en la marca y descuidó los circuitos de circulación. En ese matiz encuentra explicación la magnífica contra para el tanto de Tshabalala y las otras tres situaciones en las que Suráfrica tuvo el gol a la mano.
Con el grupo A en suspenso, la promesa mexicana invita a ser cauto con los pronósticos.