Johannesburgo, Sudáfrica
Francia afrontará el recambio generacional en plena revuelta interna. A los conocidos conflictos entre William Gallas - uno de sus líderes y capitán hasta que debió ceder la cinta a Patrice Evra - y el técnico Raymond Domenech, se suman ahora los rumores de división encabezados por Thierry Henry, el mito que aceptó ser suplente en esta Copa del Mundo para despedir su carrera en los primeros planos. La prensa gala reveló detalles del motín y el entrenador no ha podido imponer su autoridad ni en el vestuario ni en la cancha.
Las críticas por el funcionamiento del actual vicecampeón mundial han arreciado, particularmente después del último amistoso ante China. Hombres como Yoann Gourcuff y Sidney Govou han sido duramente cuestionados por su incapacidad para asumir roles protagónicos. Eso, y el anuncio prematuro de Laurent Blanc como nuevo timonel después del torneo, desestabilizaron a los monarcas de 1998.
En Alemania 2006, Domenech pasó por una crisis similar y fueron conocidos sus enfrentamientos con pesos pesados como Zinedine Zidane o David Trezeguet. Llegar a la final le salvó el cuello al preparador, a quien esta vez podría condenarle su escaso acercamiento a la vieja guardia. Con ese panorama, sin futbolistas que impongan su calidad y con serios problemas de funcionamiento, no sería para asombrarse que les bleus se despidan del Mundial en la primera ronda. Su primera gran prueba la tendrán esta tarde cuando se midan a Uruguay en Ciudad del Cabo.
Henry tuvo su peor campaña en España y está en pleno declive, pero se considera con las charreteras suficientes para ser titular. Quizá el gran desacierto de Domenech haya sido traerlo a Suráfrica asumiendo que su experiencia serviría como estímulo para los más noveles. Y esta vez ni siquiera valdrá como coartada su afición por los designios del zodíaco. Hoy la selección francesa no tiene al Zidane que la llevó en volandas hace cuatro años.
Equipos como Italia o Alemania también están pasando por fases de renovación, pero sin fracturas internas les será más sencillo tener actuaciones dignas y hasta pelear por hacer honor a su historia. La Francia post Zizou parece condenada a pasar por un bache para volver a ser.