lunes, 14 de diciembre de 2009

El premio y la recompensa


Que César Farías haya sido reconocido como el entrenador más destacado de 2009 por el Círculo de Periodistas Deportivos de Venezuela, constituye un acto de justicia. La clasificación del seleccionado sub 20 al Mundial de Egipto y la positiva performance del equipo nacional en esa competencia fueron los eventos de más trascendencia que vivió el deporte de este país en un año que ya se extingue.
La actuación de la mayor también fue auspiciosa al culminar el ciclo eliminatorio con el puntaje más alto en la historia de los premundiales. Diluido ya el mal recuerdo del partido ante Paraguay en Puerto Ordaz, en el que la falta de actitud y las ventajas de preparación acabaron con el sueño de estar en Suráfrica, los méritos de Farías no dejan espacio para objetar su trabajo. Sí para que se reabra el debate respecto al estilo, las carencias puntuales de juego y la relación cuerpo técnico-medios de comunicación, en un ámbito sano de discusión que pueda añadirse a lo que el preparador y la dirigencia visualizan para 2010.
El que viene será un año de Copa del Mundo y al contrario de lo que ocurrió en ciclos anteriores, la prioridad debe fijarse en la tramitación de compromisos ante selecciones clasificadas para la cita universal. Muchas buscarán rivales del perfil de Venezuela que les hagan de sparrings para preparar su participación en el mundial. El primer semestre solo tiene programada una fecha FIFA (3 de marzo), pero a partir del 16 de mayo –tope establecido para la liberación definitiva de los jugadores por parte de sus clubes–  habrá oportunidad de entrar en las agendas de puesta a punto de algunos de los conjuntos con boleto comprado a Suráfrica.
La idea expuesta por el seleccionador nacional en sus más recientes declaraciones, respecto a completar el reemplazo generacional iniciado en su ciclo, es un acierto. Farías asumió riesgos con la incorporación de elementos bisoños en fases de alta exigencia competitiva y los resultados avalaron su apuesta. Que en 2010 se incorporen nuevas piezas y se pueda seguir depurando el grupo, luce una medida atinada en el que será un período plácido para el estratega, alejado de las presiones propias de las confrontaciones oficiales.
Pero por encima de esos factores, todos lógicos e indiscutibles, habrá que pensar también en cómo acabar de consolidar la idea de funcionamiento que el timonel persigue desde que asumió el cargo en enero de 2008. El “sello Farías” aparece aún como un concepto inacabado desde la perspectiva del juego. Ese aspecto –que en nada tiene que ver con la estética sino con la eficacia–  es la pieza que falta para que la Vinotinto tenga una bitácora clara sobre la cual navegar segura, especialmente en sus choques en casa, cuando su condición actual la obliga a proponer.
Mejorar la relación con los medios es también una materia sobre la que no se ha podido hallar una solución satisfactoria. La falta de caminos comunes entre aquello que los miembros del cuerpo técnico requieren como condición para ejecutar su labor y las necesidades periodísticas (entendidas como vínculo entre la selección y la gente) produce colisiones constantes, polarización conceptual y desequilibrio en el trato con los comunicadores. Ese elemento, que no figurará en ningún papel, tendría que ser una prioridad.
En 2011, año de Copa América e inicio de las eliminatorias para Brasil 2014, el panorama será novedoso. A Farías se le requerirá un torneo continental de alto vuelo y será el primer entrenador venezolano al que se le exija, con todas las letras, la clasificación al mundial.
Hoy es el momento de disfrutar el premio. Para que haya recompensa, los buenos propósitos tendrán que trascender el discurso.