lunes, 8 de agosto de 2011

Viaje de apertura

La lista de candidatos al título en el Apertura 2011 recorre el país de extremo a extremo. Antes que centralista, es la de corte más federal de los últimos tiempos. Nuevos proyectos en Táchira y Lara; prototipos ya consolidados en Anzoátegui, Mineros y Caracas. El torneo que inicia el sábado solo resentirá la ausencia de Zamora en la elite, desmantelado por el éxito y la imposibilidad de pelear en el mercado de los grandes.

A la frontera llegó Chuy Vera para exponer su ideario en el escenario más exigente de todos. Dirigir al Aurinegro requiere de atributos que trascienden al conocimiento y el liderazgo: hay que saber convivir con un entorno difícil y cambiante, en el que el humor de los hinchas va en directa proporción con el mensaje mediático. En Pueblo Nuevo hay que convencer a la hinchada, pero también a quienes llenan horas de espacios radiofónicos y televisivos. El resultado manda por encima de la idea (a Jorge Luis Pinto se le recordará por la séptima estrella más que por su lirismo) a pesar del lugar común que sentencia a la plaza como lugar de culto al fútbol bien jugado.

Táchira mantiene buena parte de la base que dio la vuelta olímpica en mayo, con excepción del 75% de su importación. Mantuvo a Sergio Herrera, el mejor extranjero del campeonato, y trasladó a varias piezas del Zamora campeón del Clausura 2011 que servirán para hacer más sencillo el traslado del nuevo concepto. La exigencia será máxima para el entrenador y los jugadores, obligados por el peso de la historia, la calidad de sus ejecutantes y la reafirmación de una filosofía que deberá superar el examen de grandeza que solo un club como el aurinegro demanda.

Mineros cargó con el peso del favoritismo en el torneo pasado, obligado por las grandes inversiones hechas. A Carlos Maldonado le costó convivir con las lesiones de algunos referentes y la falta de equilibrio de su propuesta. Habituado a armar sus equipos de atrás para adelante, resultó una rareza la falta de estabilidad defensiva de un cuadro que se quedó fuera de carrera prematuramente. La versión presente, con algunos retoques, tendrá un sello más identificado con su preparador y las mismas expectativas. En Cachamay quieren fútbol del grande y el crédito se termina esta temporada.

Eduardo Saragó lamentó, en su ciclo con el Petare, la falta de recursos para sostener conjuntos competitivos y sostener los objetivos que él mismo elevó a base de logros en el corto plazo. En Lara le abrieron el grifo para que armara un plantel que haga del estadio Metropolitano una plaza que honre su extraordinaria arquitectura. A los equipos de Saragó los distingue su dinámica, organización defensiva y automatismos en ataque. Con muchos elementos que ya conocen su método, no necesitará de tanto tiempo para conseguir funcionamiento y resultados.

Anzoátegui arrancará con la lección aprendida y las duras ausencias de Oswaldo Vizcarrondo y Alejandro Guerra, fundamentales en la buena campaña del último Clausura. Pero su fiabilidad de local es un elemento que siempre tiene a favor. Y Caracas, cada vez más jugado al talento forjado en sus divisiones inferiores, deberá hacer la transferencia de jerarquía a los más jóvenes en un plazo breve. Su afición, numerosa y habituada a celebrar conquistas, respalda el producto propio pero quiere ver más estrellas en la camiseta.

De San Cristóbal a Puerto Ordaz; de Barquisimeto a Puerto La Cruz con escala en la capital del país. Con el balón como excusa y el aroma grato que dejó la selección en la Copa América, para imaginar al campeón del Apertura habrá que agarrar un mapa y pasear por Venezuela.