lunes, 19 de agosto de 2013

Tiempo de evolución

El gran cambio conceptual que la selección ha vivido en el último período es la evolución en su juego interior. El paradigma de esto apareció en el partido contra Paraguay en Asunción del año pasado. Antes y después, como en la segunda parte ante Uruguay en Montevideo o la visita de Ecuador a Puerto La Cruz, hubo intenciones similares, no siempre plenamente ejecutadas. La búsqueda, el paso hacia adelante en el crecimiento conceptual, lleva más de un año pergeñándose. Otra cosa es si el tiempo está a favor o en contra para que ese salto cuántico madure y permita competir por los objetivos marcados. 

Bolivia fue un buen sparring antes de encarar la próxima doble fecha de eliminatorias. El funcionamiento vinotinto respondió a las proclamas del seleccionador quien pidió protagonismo con la pelota, movimiento constante para generar opciones y más volumen en cancha rival. A todo esto el grupo cumplió con creces, si bien las máculas defensivas impidieron que el dominio en el juego encontrase fiel correspondencia en el marcador. 

El papel de Josef Martínez en toda esta nueva proclama ha sido determinante. Desde su inclusión en Defensores del Chaco hace casi un año, los mecanismos del equipo adquirieron otros matices. Los fundamentos se vinculan a las características del delantero, ideales para interpretar aquello que se requiere en las franjas de gestación. Martínez no es solo un excelente complemento para Salomón Rondón sino que nadie como él entiende mejor la búsqueda de las zonas libres entre líneas y la velocidad de ejecución requerida para asociarse. Su presente goleador en Suiza, con la continuidad que no tuvo antes, lo han hecho indiscutible en este tramo final del premundial. 

A este aspecto, vital para entender lo que la selección está gestando, habría que añadir algunos otros: la participación de los laterales en fase ofensiva, el primer pase de los defensores, la centralización de César González y Juan Arango, el esquema que incorpora a uno de los mediocentros a los circuitos de gestación (Agnel Flores contra Bolivia en San Cristóbal; Luis Manuel Seijas contra Paraguay en Asunción) o el viraje en las vías para llegar al gol, con más incidencia en los espacios interiores que en los costados. 

La simplificación ubica estas decisiones en las necesidades. Como el camino a Brasil 2014 apenas concede tregua, hay que hacer un curso acelerado de cómo transformar a un conjunto con reconocidas señas de identidad en su juego defensivo, en otro que priorice la elaboración y la generación de situaciones de riesgo en el área oponente. La realidad es otra: las vueltas de tuerca siguen los ciclos naturales de una selección en constante renovación generacional que ha ido añadiendo a su propuesta elementos novedosos relacionados, en gran medida, al mayor empaque competitivo de algunas de sus piezas. A lo expuesto sobre Josef Martínez habría que añadir a Alexander González y puede que más adelante a Yohandry Orozco para comprender esta especie de refundación. 

La eliminatoria obliga a buscar puntos y adaptarse a lo que cada compromiso demanda. Aquello que se asocia al estilo no siempre se corresponde con las exigencias que Venezuela adquirió con la transformación vivida en más de una década. Puede que el modelo actual explote y alcance cotas altas en los próximos dos meses. También que los plazos no alcancen. En cualquiera de los escenarios habrá lugar para el balance. Mientras tanto, asistamos a esta fase evolutiva con todos los sentidos puestos.

* Columna publicada en el diario El Nacional (19/08/2013)