Si se logra apartar el resultado del análisis, el partido de la Vinotinto contra Nigeria dejó aspectos interesantes para la interpretación. La búsqueda de darle forma a un plan alternativo de juego aparece como primer elemento concluyente. El camino para hacerlo confiable requiere afinar movimientos y asimilar conceptos que enriquezcan el modelo. De allí que ensayos como los del pasado miércoles en Miami trasciendan al triunfo o la derrota.
Paraguay marcó el camino. La gesta de Defensores del Chaco abrió paso a la consideración de una puesta en escena que privilegiara la posesión y el riesgo. El origen es de difícil ubicación, pero aquello que solo había aparecido en momentos puntuales (el segundo tiempo contra Uruguay en Montevideo; el duelo de semifinales ante los mismos paraguayos en la Copa América de Argentina, por ejemplo) derivó en variante seria.
Es posible que los jugadores hayan tenido también algo que ver. No por imposición sino por identificación: su propio desempeño le dio validez al atrevimiento y sustento a las decisiones. Lo que no avanza un cambio de rumbo: se trata de la incorporación de un registro que amplíe la gama de opciones y proporcione respuestas a las preguntas que los rivales irán demandando, además de los objetivos y el propio contexto.
¿Cuáles son, en esencia, las dudas a resolver? Básicamente tres: 1. Cómo atacar en ventaja posicional. 2. Cómo defender en fase ofensiva, manteniendo activos a quienes no participan directamente en la acción de ataque ante una probable pérdida. 3. De qué manera manejar las transiciones defensivas para no quedar descompensados cuando el oponente recupera y busca sacar provecho de los espacios amplios que quedan a espaldas de los defensores.
El DT no da pistas para sustentar toda esta argumentación. Las prácticas no son abiertas para los medios y no existe discurso que apunte en este sentido. Es parte de su modus operandi y de muchos otros entrenadores en el mundo. Corresponde a quienes seguimos el proceso buscar en la obra la identidad del autor y las tendencias que, en la dinámica competitiva, va adoptando.
Las situaciones concedidas a Nigeria en el Marlins Park estuvieron casi siempre vinculadas al desbalance defensivo cuando se perdía el balón. Problemas de posicionamiento, de toma de decisiones, de coordinación. Normales en esta especie de período intermedio de un ciclo que ya roza el lustro.
Pero lo que la selección generó también debe ser visto en su justa dimensión. Un buen número de opciones de gol, mayor posesión que el contrario, alternativas de llegada, incorporación de más hombres para establecer superioridades numéricas en terreno enemigo y la búsqueda permanente de oportunidades ante líneas defensivas posicionadas muy cerca de su área. Todo eso quedó en la columna del haber.
Los matices respecto a lo conocido están claros: centrar y rotar la posición de Arango para darle panorama. Incorporar más hombres por delante de la línea de la pelota que abran líneas de pase. El rol de Seijas, desplegándose entre el mediocentro y la zona del enganche. Elaborar desde el inicio de la acción, convirtiendo el juego en largo en recurso para maniobras concretas. Rodear mejor a Salomón Rondón para potenciar sus virtudes.
Los desafíos para César Farías en 2013 se fundamentarán en esa nueva vía. Cuando deje de ser proyecto para adquirir forma concreta, la selección habrá dado una vuelta de tuerca más en su evolución competitiva.
Columna publicada en el diario El Nacional (19/11/2012)