lunes, 23 de enero de 2012

Sistema y graduandos

La victoria de Estados Unidos en el amistoso del pasado sábado moverá la clasificación en el ranking de la FIFA y dejará algunas conclusiones de utilidad al cuerpo técnico vinotinto. Evaluaciones individuales, variantes futuras, elementos a incorporar en el proceso y una nueva versión del debate respecto al sistema 4-3-3 (o 4-1-4-1 si se quiere ir más al detalle) que tanta comidilla dio en 2010. Desde la valoración que solo se ciñe al juego, habrá que concluir que la selección fue claramente superada por su rival y que Leo Morales fue el héroe en Phoenix con varias paradas de mérito.

El partido revivió los peores recuerdos del año que antecedió a la Copa América de Argentina. Lagunas colectivas, deficiencias en la mecanización de movimientos, problemas de elaboración y escasa profundidad fueron el sino de un equipo que corrió mucho pero no corrió bien. Los locales desbordaron en cada transición ofensiva aprovechando las amplias zonas libres que Venezuela cedía por no saber cómo ocuparlas. Puede simplificarse el análisis y afirmar que hubo gruesas concesiones defensivas, pero en la amplitud de la lectura habrá que detenerse también en la respuesta que brindó el grupo cuando manejó la pelota y concluir que tampoco atacó con criterio.

Hay condicionantes en la evaluación, vinculadas al escaso tiempo de trabajo de los convocados. No se trata del plantel que compite en las eliminatorias y eso rebaja el nivel de exigencia. César Farías marca el camino con la actividad permanente y la observación de primera mano de nuevos elementos; pero el planteamiento no ayudó a que brillaran nombres que pudieran integrar futuros llamados. La selección ejecuta un módulo que ya conoce de memoria y da la impresión que quien se sume debe asimilarlo como primer paso en la integración táctica. 

Miguel Mea Vitali fue de los que más padeció por el plan llevado a cabo en Estados Unidos. Como le pasó muchas veces a Tomás Rincón cuando el 4-3-3 era una bandera, al volante del Lara le tocó cubrir grandes sectores de terreno, con el agravante de no poder explotar lo mejor de sus características. Los desequilibrios y la pesada faena de cuidar sus espaldas y tapar los costados, lo arrastraron. Es una pieza con la que el entrenador cuenta para cubrir la baja de Franklin Lucena en la reanudación del premundial, de allí que acaparara miradas.

Andrés Rouga cumplió en una función a la que debe readaptarse para conseguir un lugar. Defender con orden es una responsabilidad que comienza en el primer atacante y termina en el arquero, lo que inhabilita para detenerse en elementos puntuales que expliquen el naufragio. El hombre de Táchira, desde el lateral izquierdo, estuvo más ocupado en custodiar su sector que en intentar la aventura de pasar de la mitad de la cancha. Es preciso con el balón y eso ayuda a que, con la colaboración de mediocampistas dinámicos, pueda ser una buena alternativa en la salida desde el fondo. Con las dudas que rodean a Gabriel Cichero y la opción de enriquecer esa demarcación, Rouga será una buena adición para la Vinotinto.

El tercero de los examinados fue Edgar Pérez-Greco. Respondió con un buen primer tiempo contra Costa Rica en Barquisimeto, pero en Arizona apenas pudo conectar con quienes debían generar juego desde el medio. Hizo dupla con Alejandro Moreno y ambos padecieron del mismo mal.

En dos días volverán a abrirse las aulas para enfrentar a México en Houston. Los promedios podrían subir y la lista de aprobados ampliarse para cuando los exámenes dejen de ser exploratorios y cuenten los puntos en la calificación.

Columna publicada en el diario El Nacional (23/01/2012)