lunes, 21 de noviembre de 2011

Lo tangible y lo intangible

A partir de una clara conciencia colectiva, la Vinotinto construyó el equipo más sólido y completo que haya competido antes en una eliminatoria. El talento, mejor preparado, elevó su nivel competitivo. La apuesta por el largo plazo, que mejoró al ciclo anterior, afinó el funcionamiento y consolidó la idea. Y la profundidad, mezcla de la ampliación de la base y la suma de los “extranjeros”, añadió variantes que permiten manejar distintos registros. Salvo Uruguay, los cupos se disputan contra rivales que deben pelear por objetivos en medio de procesos en formación. Una ventaja que la selección aprovechó en las primeras fechas.

El presente de Venezuela se explica desde dos ángulos igual de importantes: uno, el que marca su rendimiento y confirman las estadísticas; y otro, no mesurable, vinculado a los valores grupales de un plantel maduro, solidario y con muchos líderes silenciosos que imponen sus galones con la calidad de su juego. 

Aquello que puede medirse quedó evidenciado en los últimos tres partidos. Renny Vega sigue siendo decisivo en el arco, prolongando el excelente estado de forma mostrado en la Copa América de Argentina. Tuvo responsabilidad en el gol de Freddy Guarín en Barranquilla, pero cada resultado positivo fue respaldado por intervenciones de mérito que aseguraron los puntos. Renny da seguridad a los defensores y ofrece alternativas de ataque con su pegada. Indiscutible.

La línea de cuatro defensores que integran Rosales, Vizcarrondo, Amorebieta y Cichero es de las más completas del continente. Los números lo avalan (1 gol en 3 compromisos con ellos en la cancha) y el peso de todos en la elaboración o las jugadas de pelota detenida, eleva aún más su aporte.

Juan Arango vive su mejor momento futbolístico. Fue el más destacado en la última doble cita y se ha convertido en el líder de su club en la Bundesliga. Tomás Rincón crece y echa bases para erigirse en el primer futbolista de esta tierra que vista la camiseta de un grande de Europa. Y César González confirma en cada choque que es un elemento de selección. Como el Ruberth Morán que dirigió Richard Páez, Maestrico renace con la Vinotinto y trasciende al presente en su club.

El elemento físico tiene un peso superlativo en el rendimiento de este equipo. No es un secreto: el proyecto Farías requiere de esa fortaleza para imponerse. Ese elemento fue fundamental en el triunfo contra Argentina; en el último trecho de partido en Barranquilla; y en toda la refriega frente a Bolivia en Pueblo Nuevo. La labor de Fabián Bazán constituye una baza innegable. Eso y que los futbolistas reciben una mejor preparación en las instituciones a las que representan. Una mayor cantidad de piezas regadas en ligas de alto rango redunda también en una mejor adecuación atlética para la alta competencia.

A Farías le corresponden muchos méritos en este momento de gloria. Aunque el camino a Brasil 2014 apenas haya recorrido un 25 por ciento, hay factores claros de incidencia en su labor: le dio forma a una idea, estableció un mapa de ruta claro y aprendió cómo competir en una eliminatoria. La planificación de cada compromiso, la elección de los nombres y la forma de asumirlo aumentaron su grado de intervención en los éxitos. 

El personaje que crea hace ruido con su capacidad, pero el tiempo ha demostrado que esa faceta no afecta al grupo, impermeable a la vorágine externa.

Habrá que esperar siete meses para reactivar la ilusión mundialista. Mientras, y desde la cima de la tabla, el sueño sigue siendo libre.