lunes, 4 de enero de 2010

Los enviados del oriente


Llevados por la ilusión y el hechizo de una tradición que sobrevive al más salvaje marketing navideño, muchos niños del mundo, en distintos confines y a diferentes horas, entregarán sus cartas a los Reyes Magos mañana, víspera de la fecha señalada por el catolicismo como la del encuentro entre el trío de enviados del Oriente y el nuevo Mesías. Día propicio para que el fútbol nacional esboce su propio pliego de peticiones a quienes, también desde la zona oriental del país, tendrán en sus manos el destino institucional y deportivo de este 2010.
Del oriente venezolano son César Farías, el seleccionador nacional, y Noel Sanvicente, el técnico del Caracas FC, actor de primer orden en las Copas Libertadores y Sudamericana, dos de los grandes retos que las camisetas criollas afrontarán fuera de los confines de la Tierra de Gracia. Y desde Margarita, la imagen por antonomasia del ser oriental, despacha Rafael Esquivel, pope máximo del balompié local hace más de dos décadas.
Para Caracas y Deportivo Italia las misivas de pedidos portarán anhelos disímiles. Los Rojos son habituales en la Libertadores y en la versión de 2009 llegaron hasta cuartos de final. Alcanzar un objetivo mayor, con el plantel fortalecido, será la principal demanda de sus responsables que, exitosos como nadie en la última década, tendrán que garantizar también la entrada en el evento de 2011. El segundo semestre les dará un lugar en la Copa Sudamericana, en la que se estrenarán con objetivos pretenciosos, a la medida de su prestigio.
Los azules, en cambio, disfrutarán de su regreso a la vitrina continental con un entrenador, Eduardo Saragó, que ha sido por sí mismo un regalo para la institución azzurra. Su propuesta coherente y solidaria con los valores locales le ha valido un merecido reconocimiento de sus pares. Una actuación que le haga honor a la historia del club sería agradecida por todos, hasta por quienes apuntan hacia metas más ambiciosas.
El nuevo curso, sin embargo, arrancará con el Deportivo Táchira en la fase previa de la Libertadores, en la que enfrentará a los paraguayos de Libertad. La aspiración mayor para Carlos Maldonado y toda la feligresía aurinegra será superar ese primer escollo que los traslade a la fase de grupos, en la elite suramericana, para luego intentar trascender. Asegurado el título del Apertura y la disputa de la final del torneo en mayo, Pueblo Nuevo podrá apostar por la cita internacional como primera prioridad en un semestre que será intenso y muy competitivo.
A la selección le tocará un período de calma en las exigencias, pero de pasos seguros hacia la afirmación del recambio generacional. Que eso se cumpla con éxito, que se acabe de consolidar un estilo y que la Vinotinto vuelva a estar cerca de la gente, son aspiraciones que todo el entorno del fútbol criollo entonará a coro. Eso, y que los jugadores venezolanos en el exterior ganen protagonismo en sus clubes y abran más las puertas de otros mercados a valores emergentes.
Muchos de los que por primera vez le pidieron a la dirigencia por estas fechas un centro de entrenamiento para la selección eran niños entusiastas que, en el presente, asumen como adultos la misma plegaria. El regalo postergado por años se sumará a otros dos deseos: que se tomen medidas eficaces para frenar la violencia en los estadios; y que se firme un acuerdo ventajoso con la televisión, a mitad de año, que garantice una mejor exposición y explotación del torneo local como producto.
El miércoles la llegada de los Reyes Magos simbolizará el final de un nuevo período de festividades navideñas. Con los regalos aún por abrir, el fútbol nacional volverá a recibirlos postrado en un pesebre.